sábado, 30 de junio de 2012

Pareja: ¡Déjate querer por él!

Casi todas las personas desean ser amadas, pero algunas de ellas, sin darse cuenta, no permiten que las amen. Sentimientos tan opuestos como la falta de autoestima o el orgullo pueden llevar a la misma situación: la incapacidad de aceptar recibir amor.

A pesar de que pueda parecer lo contrario, cuando una persona cree que ama más que nadie es parte de su orgullo. Dejar de pensar así puede hacer que se dé cuenta de que quien tiene a su lado le ama de igual forma, o quizá más. El amor es un tesoro, pero no es ostentoso, no rivaliza y se lucha con él, no por y contra él.

En las relaciones, no siempre es cierta la afirmación de que, por regla general, siempre hay uno de los dos miembros de la pareja que ama más que el otro. Simplemente, cada cual demuestra el amor como sabe hacerlo. Recibirlo es amar.

No permitir ser amadas, cuando se desea lo contrario, es una forma de escudarse en la tristeza forzada. Se crea un lamento constante que se extiende a todas las cosas importantes de la vida de una persona, permitiéndole ocultarse detrás de este sentimiento y de esta forma olvidar todas las responsabilidades que tenemos con nosotras mismas.

Permitir ser amadas no significa empezar una relación con la primera persona que se declara, eso sería aprovecharse de los sentimientos de alguien. Pero si ya se tiene una pareja ¿por qué no creer que nos ama? A no ser que haya dado claros motivos para pensarlo así, negar sus sentimientos es una gran falta de respeto. A veces no ama más quien más hace, sino quien está realmente ahí.

El amor no debe ser ciego, ni sordo, ni mudo. Cerrar los ojos no permite ver lo que sienten los demás, no escuchar calla a quien tenemos cerca y no hablar impide que nos comprendan. Estas tres actitudes solo pueden llevar a sentir el amor como un drama, negando su verdadero significado.


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